jueves, 2 de julio de 2020

Recomendado:





Retratos de resiliencia. Relatos sobre la emoción y el cambio en psicoterapia.
Valentín Escudero Carranza.

Editorial Sentir, 2020


Este libro muestra distintos retratos de resiliencia anónimos de los que aprender indirectamente de esos momentos reales. Situaciones vividas por personas, en muchos casos niños y adolescentes, que superan de manera ejemplar grandes adversidades convirtiéndose en héroes para su terapeuta. 



Al azar, para abrir boca; Fragmento de Terapeuta confinado, dia 21 en Literapeutica

“La pregunta impertinente: ¿Tengo que resistir la tentación de partirme de risa con algo que me dice un cliente?

He oído cosas muy graciosas en psicoterapia, algunas dichas en broma y que generan una risa compartida. Es un gran indicador de conexión emocional, compartir golpes de humor con el cliente. Creo que la risa, cuando es limpia y no tiene ni siquiera trazas de sarcasmo, es muy curativa. Pero también he escuchado cosas muy graciosas dichas en serio por los clientes. 

Cosas graciosas por su irracionalidad, por su choque con la razón, por su contexto inverosímil.  A veces me han respondido a una pregunta que yo veía coherente y razonable de una manera tan ilógica que me ha provocado un enorme impulso de risa contenida. El humor se basa en la sorpresa, en el doble significado, en la contradicción, en doblar y plegar un contexto, en lo absurdo, en lo inesperado, en el dislate. Y en la terapia familiar, al menos en mi experiencia particular, hay mucho de todo eso.

Claro que tienes que resistirte a la tentación y el impulso de reírte si el cliente no entiende qué es lo gracioso de la situación o de lo que te acaba de decir. Creo que es imposible definir el criterio que te permite saber cuándo puedes o no puedes reírte. Es algo intuitivo. Pero tengo esta certeza: si tienes una buena conexión emocional con el cliente, si has aprendido a entender el mundo desde su punto de vista, si te pones sin dificultad dentro de sus zaparos cuando le escuchas… sabes vivir con seriedad la cosa más absurda que él o ella te digan en serio. Y sabes también, que, si rompes a reír de lo que han dicho, él o ella van también a soltar una carcajada. Es la conexión la que te ayuda a compartir y expresar el humor inevitable de algunas situaciones.

Recuerdo una terapia de pareja de hace muchos años. Era una pareja hetero de clase media alta, ambos profesionales con buenos trabajos. Y ambos tenían quejas muy similares del otro. Una de las quejas era que a ambos les resultaban insufribles las aficiones del otro. Me parecía una queja un tanto superficial y no estaba muy concentrado en el momento en que exploré cómo les molestaban esas aficiones. Le pregunte a él por las aficiones de ella que le resultaban tan incomodas. Me respondió que “las mascotas; me gustan los animales, me gusta que nuestros dos perros y nuestro gato duerman en nuestra habitación, pero es un piso pequeño y me parece que ella no debe de recoger ningún otro perro ni gato”. Ella interrumpió para matizar que el piso era pequeño pero que tenían un balcón de cuatro metros de largo por casi dos de ancho. 

De forma un tanto distraída le pregunté a ella “¿entonces, has recogido de la calle algún otro perro sin hablarlo con él?”. Ella me dijo que sí, que lo había hecho y que estaba dispuesta a reparar esa situación. Yo simplemente miré a su marido con una invitación no verbal a decir algo y él, muy afectuoso dijo: “pues podemos ir colocando poco a poco esos perros y esos gatos en otras casas”. Yo no veía muy clara esta propuesta y pregunté “¿poco a poco? ¿cuántos perros y gatos son?". Los dos me miraron con total naturalidad y me dijeron a coro: “10 perros y 7 gatos, sin contar los ‘nuestros’”. Esta respuesta indicaba obviamente un problema, quizás un drama, pero sus caras eran tan angelicales y afectuosas, su expresión tan ingenua, que tuve que pedirles permiso para reírme por la sorpresa. ¡Ellos se rieron también diciendo “imagínate el lío que tenemos en casa!” (él) y “amamos los animales, pero se me ha ido de las manos” (ella). 

Cuando dimos por terminada la terapia solamente tenían en casa ‘sus’ dos perros y 'su' único gato. Me dijeron que al ver mi cara de sorpresa y reírnos en la primera sesión, se les quitó un peso de encima.

Yo uso el humor en terapia porque no puedo evitarlo, es mi manera de ser. Así que he tenido que aprender a usarlo de la manera más adecuada, siempre focalizado en enviar un mensaje de esperanza al cliente.” 
V. Escudero C.


Recomendación del autor.

En base al origen de las historias, el libro se estructura en tres apartados:

ü  En sesión:
Agrupa aquellos momentos mágicos que ocurren inadvertidamente en una sesión de terapia. Son instantes que no se pueden explicar con términos teóricos o técnicos de psicoterapia. A veces, ni siquiera su significado se asienta en palabras, solo se revelan en gestos, sueños, lapsus y miradas.

ü  Mensajes y cartas:
Recoge las situaciones inspiradas en el material escrito que recibe o envía el terapeuta, mediante mensajes, correos electrónicos y cartas. Muchas veces esos mensajes cambian totalmente el sentido de la terapia o arrojan luz sobre cosas de las que el terapeuta no era consciente o no había comprendido.

ü  Historias de vida:
Reúne auténticas historias de resiliencia y esperanza que pueden resultar inverosímiles. Se presentan como una oportunidad única de conocer en profundidad otras vidas.

En papel y e book

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