martes, 18 de septiembre de 2018

Informe de investigación:



III Estudio sobre acoso escolar y ciberbullying según los afectados. 

VV.AA. Coord.: B. Ballesteros.

Fundon. ANAR/ fundon. Mutua Madrileña, 2018


El ciberacoso es un fenómeno complejo de graves implicaciones psicosociales para los adolescentes menores de edad. En su definición conceptual encontramos las características que definen el acoso como son: la intencionalidad del agresor, el desequilibrio de poder entre agresor y víctima y la reiteración de la violencia a lo largo del tiempo. Pero además, el ciberacoso lleva intrínsecas preocupantes características como son la posibilidad de realizar el acoso en cualquier momento y desde cualquier lugar y la posibilidad de mantener el anonimato del agresor, lo cual agrava el daño psicológico en la víctima.

Objetivo:
Conocer la evolución del acoso escolar y del ciberbullying en el pasado año desde la perspectiva del menor que lo sufre y el adulto que denuncia
Comparando la situación con años anteriores.

Recomendaciones:
1. Desde la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR consideramos necesario detectar el bullying desde sus primeras etapas, ya que, en sus inicios, pasa muchas veces inadvertido y por esta razón se perpetúa y multiplica su intensidad y frecuencia.

2. La prevención es el elemento clave, y a la luz de este informe identificamos que actualmente debería centrarse especialmente en las víctimas más jóvenes, en edades más tempranas que están en vías de su desarrollo emocional. Son éstas las que tienen menos recursos personales para afrontar el problema y están expuestas desde una mayor vulnerabilidad, con un mayor riesgo de sufrir aislamiento, ya que se enfrentan a sus primeras experiencias de socialización.

3. Protocolo de carácter estatal contra la violencia escolar. Su fin sería minimizar los daños cuando el acoso escolar es ya una realidad y pretendería como objetivo saber cómo actuar y hacerlo de forma inmediata. Es conveniente, reforzar y empoderar el papel de los profesores en la solución del acoso escolar, dotando de medios y protocolos de actuación, que redundaría en una mayor satisfacción de los padres.

4. Potenciar la figura del orientador escolar. Seguir la recomendación de la UNESCO de que haya como mínimo un orientador por cada 250 alumnos, lo que facilitaría realizar una labor preventiva en temas de violencia escolar. Al mismo tiempo, el control y vigilancia se hace ineludible con el objeto de limitar el número de lugares donde suceden las escenas de violencia. En general, reforzar el control y el seguimiento del bullying es ahora incluso más importante que antes, ya que nos encontramos con casos más normalizados, cronificados y, en consecuencia, más difíciles de solucionar.

5. Sensibilización y toma de conciencia, promoviendo escuelas de padres y madres. Puesto que cerca del 11% de los casos de bullying no son conocidos por los padres y madres, es necesario promover formas para detectar más los casos de violencia, más pronto y las víctimas puedan encontrar apoyo más tempranamente y solución a su sufrimiento.

6. Promover actitudes como el respeto a los demás y valores humanos que fortalezcan el trato solidario y de colectividad, tolerancia e igualdad, dado que parece detectarse que los agresores son ahora más confiados y seguros de su rol.

7. Los profesionales de los centros escolares han de estar dotados de formación especializada ante esta materia. Destacamos la importancia de fomentar la responsabilidad social colectiva desde el centro escolar ya que lo que pasa entre la víctima y el acosador, se construye en el propio grupo y es el grupo el que tiene las claves para modificar la situación.

8. Evaluación para todas las víctimas de acoso escolar de manera sistemática: Observamos la necesaria valoración de los casos de víctimas de este tipo de violencia, independientemente de que se valore un tratamiento individualizado.

9. Reforzar y activar las actitudes de rechazo del acoso, y de apoyo al acosador, por parte del grupo de compañeros de la clase. Las encuestas realizadas el pasado año a alumnos y profesores que participaron en los programas de prevención del bullying, realizados por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR, indicaron que el 80% de los alumnos cree que la movilización de los compañeros es una de las medidas más eficaces para frenar el acoso.

6. Promover actitudes como el respeto a los demás y valores humanos que fortalezcan el trato solidario y de colectividad, tolerancia e igualdad, dado que parece detectarse que los agresores son ahora más confiados y seguros de su rol.

7. Los profesionales de los centros escolares han de estar dotados de formación especializada ante esta materia. Destacamos la importancia de fomentar la responsabilidad social colectiva desde el centro escolar ya que lo que pasa entre la víctima y el acosador, se construye en el propio grupo y es el grupo el que tiene las claves para modificar la situación.

8. Evaluación para todas las víctimas de acoso escolar de manera sistemática: Observamos la necesaria valoración de los casos de víctimas de este tipo de violencia, independientemente de que se valore un tratamiento individualizado.

9. Reforzar y activar las actitudes de rechazo del acoso, y de apoyo al acosador, por parte del grupo de compañeros de la clase. Las encuestas realizadas el pasado año a alumnos y profesores que participaron en los programas de prevención del bullying, realizados por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR, indicaron que el 80% de los alumnos cree que la movilización de los compañeros es una de las medidas más eficaces para frenar el acoso.


Informe completo.

Resumen infográfico del informe
CORREO ADMINISTRADOR DEL BLOG