Construyendo
la intervención social.
F. Fantova Azcoaga
Papeles del Psicólogo, 2018. (en prensa)
La intervención social sería, (…), la actividad que tiene como finalidad
prevenir, corregir o paliar desajustes en lo relativo a la interacción de las
personas, con sus dos caras o dimensiones: autonomía funcional para la vida
diaria e integración relacional (familiar y comunitaria). Una autonomía
funcional para la vida diaria que comprendería desde el autocuidado o cuidado
en la ejecución de las actividades básicas de la vida diaria hasta la
utilización de las funciones cognitivas y emocionales para la toma de
decisiones sobre la propia vida y su futuro (autodeterminación,
autoorganización o autogobierno), pasando por habilidades sociales para la
convivencia cotidiana. Y una integración relacional que se referiría tanto a
los vínculos familiares como a otras redes comunitarias presenciales o
virtuales, actuales o posibles (todas ellas relaciones primarias), fuente
primordial de apoyo social.