A. Slade,
Mentalizacion. Revista de Psicoanálisis y
Psicoterapia año 2, nº 1, 2014
El niño con estas características - como una muestra de sus
dificultades para penetrar en la mente del otro- provoca sentimientos que son a
veces de confrontación y casi inaguantables. Y, como todos los niños, necesita
a sus padres, incluso más que otros chicos, para que lo inicien y guíen en el
mundo de las relaciones y para mantener estables los “reguladores” de su
experiencia hasta su adultez, lo que es muy difícil en ausencia de los
palpables placeres de la reciprocidad y mutualidad, en presencia de las propias
emociones inaguantables. Los padres deben conectarse con su niño y ayudarlo a
desarrollar sus capacidades relacionales y mentales, cruciales para su
adaptación. Los padres deben mentalizar lo inmentalizable.