miércoles, 12 de diciembre de 2012

Pautas educativas


Rabietas: Guía para padres y maestros

Temper Tantrums: Guidelines for Parents and Teachers


R. G. Harrington

Fuente: NASP (National Association of School Phsychologists) 

Todos los maestros de niños pequeños y todos los nuevos padres pueden esperar presenciar algunas rabietas en niños de uno a cuatro años de edad. En promedio, las rabietas son igualmente comunes en niños y niñas, y más de la mitad de los niños pequeños tendrá una o más por semana.

En casa, hay situaciones predecibles que pueden desencadenar rabietas, como la hora de acostarse, la hora de comer, levantarse, vestirse, bañarse, mirar la televisión, uno de los padres hablando por teléfono, un visitante en la casa, la familia que visita a otros amigos, viajes en carro, lugares públicos, actividades familiares que involucren a hermanos, interacción con los compañeros y la hora de jugar. Otras situaciones incluyen la transición entre actividades, interactuar en el ómnibus escolar, alistarse para salir de casa, interactuar con otros niños, instrucciones de los maestros, actividades en grupo, responder preguntas en clase y jugar en el patio de recreo.

Características de las rabietas
Todos los niños pequeños, de tiempo en tiempo, gimotearán, se quejarán, se opondrán a algo, se aferrarán a alguna persona, discutirán, pegarán, gritarán, correrán y desafiarán a sus maestros y a sus padres. Las rabietas, a pesar de ser normales, pueden molestar a los maestros y a los padres debido a que avergüenzan, desafían y son difíciles de manejar. Por otra parte, las rabietas pueden convertirse en problemas, especialmente cuando ocurren con mayor frecuencia, intensidad y duración de lo que es típico para la edad del niño o niña.
Hay nueve tipos de temperamentos en los niños:
• El temperamento hiperactivo predispone al niño o niña a responder con actividades motoras finas y de los músculos gruesos.
• El temperamento distraído predispone al niño o niña a poner más atención a sus alrededores que a las personas que lo cuidan.
• El temperamento con alto nivel de intensidad incentiva al niño o niña a gritar, o a dar golpes fuertes cuando se siente amenazado.
• El temperamento irregular incentiva al niño o niña a escapar de la fuente de estrés cuando necesita comer, tomar, dormir o ir al baño en momentos fuera de lo usual, aunque él o ella no sienta en realidad la necesidad de hacerlo.
• El temperamento negativo persistente se ve cuando el niño o niña parece estar acostumbrado a sus gimoteos y quejas.
• El temperamento de baja tolerancia sensorial es evidente cuando el niño o niña se queja de ropa que le queda muy ajustada y de que las personas lo miran, y rechaza ser tocados por otras personas.
• Eltemperamento de retracción inicial se encuentra en niños que son muy apegados, tímidos y que no responden a nuevas situaciones y a personas desconocidas.
• El temperamento de poca adaptabilidad se muestra cuando los niños se resisten, se callan y muestran una actitud pasiva-agresiva cuando se les pide que cambien de actividades.
• El temperamento de ánimo negativo se halla cuando los niños parecen aletargados, tristes y con falta de energía para realizar una tarea.

Problemas de desarrollo
Al año y medio de edad, aproximadamente, algunos niños empezaran a tener rabietas. Estos berrinches o rabietas pueden durar hasta los cuatro años de edad, más o menos. Algunos llaman a esta etapa el segundo año terrible (terrible twos) y otros lo llaman la primera adolescencia debido a que la lucha por la independencia es similar a lo que se ve durante la adolescencia. Sin tener en cuenta a cómo se llame esta etapa, las rabietas siguen su curso normal de desarrollo.
Del año y medio a los dos años de edad. Los niños que están en esta etapa probarán sus límites. Quieren ver qué tan lejos pueden llegar antes de que un padre o maestro pare ese comportamiento. A los dos años los niños son muy egocéntricos y no pueden ver el punto de vista de otra persona. Quieren independencia y el control de sí mismos para explorar su medio ambiente. Cuando los niños no pueden alcanzar su meta, muestran frustración llorando, discutiendo, gritando o golpeando. Cuando la necesidad de independencia de los niños choca con las necesidades de padres y maestros de seguridad y conformidad, las condiciones son perfectas para una lucha por el poder y una rabieta. La rabieta tiene como propósito hacer que el maestro o el padre desista de sus demandas o que les den lo que ellos quieran. Muchas veces los niños paran sus rabietas sólo cuando consiguen lo que desean. Lo que molesta más a las personas que cuidan a niños es que en realidad es imposible razonar con ellos cuando están teniendo rabietas, y discutir y tratar de convencerlos de algo en respuesta a una rabieta sólo empeora el problema.
Niños de tres años de edad. Para los tres años de edad los niños son menos impulsivos y pueden usar el lenguaje para expresar sus necesidades. Las rabietas a esta edad son por lo general menos frecuentes y menos fuertes. Sin embargo, muchos niños en edad preescolar han aprendido que una rabieta es una buena manera de obtener lo que quieren.
Niños de cuatro años de edad. La mayoría de los niños tienen las destrezas motoras y físicas para satisfacer muchas de sus propias necesidades sin depender mucho de un adulto. A esta edad, los niños también han mejorado su lenguaje, lo que les permite expresar su ira, resolver sus problemas y hallar soluciones intermedias. A pesar de la mejora de estas destrezas, incluso los niños en kindergarten y en edad escolar pueden todavía tener rabietas cuando se enfrentan con tareas académicas absorbentes y nuevas situaciones interpersonales en la escuela.

Prevención para padres y maestros
Es mucho más fácil prevenir rabietas que manejarlas una vez que han surgido. A continuación se presentan algunos consejos para prevenir rabietas y algunos enunciados que usted puede hacer:
• Recompense a los niños por su atención positiva en lugar de hacerlo por su atención negativa. Durante situaciones en las que estén propensos a tener rabietas, obsérvelos cuando se estén portando bien y haga declaraciones como: “Me alegro que estés compartiendo con tu amigo”.
• No pida a los niños que hagan algo cuando deben hacer lo que usted les pide. No pregunte: “¿Te gustaría comer algo ahora?” sino diga: “Es hora de cenar ahora”.
• Otorgue el control a los niños sobre cosas pequeñas, dándoles la posibilidad de elegir. Un poco de poder otorgado a un niño o niña puede retrasar las luchas de poder. “¿Qué quieres hacer primero: cepillarte los dientes o ponerte tus pijamas?”
• Mantenga los objetos prohibidos fuera de la vista de los niños, y por lo tanto fuera de sus mentes. En una actividad de arte, mantenga las tijeras fuera del alcance de los niños si no están todavía listos para usarlas sin peligro.
• Distraiga a los niños redirigiéndolos hacia otra actividad cuando tengan rabietas sobre algo que no deben hacer o tener. Diga: “Vamos a leer un libro juntos”.
• Cambie de ambiente, y por lo tanto aleje al niño de la fuente de la rabieta. Diga: “Vamos a una caminata”.
• Elija sus batallas. Enseñe a los niños cómo pedir algo sin tener una rabieta y luego cumpla con lo que ofreció. Diga: “Trata de pedir ese juguete educadamente, y te lo compraré”.
• Asegúrese de que los niños estén muy descansados y bien alimentados en situaciones donde hay la posibilidad de una rabieta. Diga: “La cena ya está casi lista, aquí tienes una galleta por ahora”.
• Evite el aburrimiento. Diga: “Has estado trabajando por un tiempo largo. Hagamos una pausa y divirtámonos un poco”.
• Cree un medio ambiente seguro que sus niños puedan explorar sin peligro. Haga que su hogar o salón de clases sea un lugar seguro que sus niños puedan explorar sin peligro.
• Aumente su nivel de tolerancia. ¿Está usted disponible para satisfacer las necesidades razonables de su niño o niña? Evalúe cuántas veces usted dice “no”. Evite pelear acerca de problemas sin importancia.
• Establezca rutinas y tradiciones que proporcionen estructura. Para los maestros, empiece la clase con unos momentos para compartir experiencias y déles la oportunidad de interactuar.
• Anuncie a los niños cuando una actividad esté llegando a su fin, para que puedan prepararse para la transición. Diga: “Cuando la alarma suene dentro de cinco minutos, será hora de apagar la televisión y de irse a acostar”.
• Cuando visiten nuevos lugares o a personas desconocidas, explique con anticipación, al niño o niña lo que debe esperar. Diga: “En el museo, no te separes de la persona asignada a guiar tu grupo”.
• Proporcione desafíos preacadémicos, de comportamiento y sociales que estén en el nivel de desarrollo del niño o niña, para que él o ella no se frustre.
• Mantenga el sentido del humor para desviar la atención del niño o niña y evite así una rabieta.

Intervención para padres y maestros
Hay un número de maneras de lidiar con una rabieta.Las estrategias incluyen las siguientes:
• Permanezca calmado y no discuta con el niño o niña. Antes de controlarlo a él o a ella, usted debe controlar su propio comportamiento. Pegarle o gritarle hará que la rabieta empeore.
• Piense antes de actuar. Cuente hasta diez y después piense sobre la fuente de frustración del niño o niña, su respuesta temperamental característica al estrés (hiperactividad, distracción, mal humor), y los pasos característicos en el aumento de la rabieta.
• Trate de intervenir antes de que el niño o niña esté fuera de control. Agáchese al nivel de sus ojos y diga: “Estás empezando a acelerarte demasiado, cálmate”. Ahora usted tiene varias posibilidades de intervención.
• Usted puede distraer positivamente al niño o niña haciendo que enfoque su atención en algo más que sea una actividad aceptable. Por ejemplo, usted puede eliminar el objeto peligroso y reemplazarlo con un juguete apropiado para la edad del niño o niña.
• Usted puede indicarle al niño o niño que pase una cantidad de tiempo solo en un sitio silencioso, donde el niño vaya para calmarse, pensar en lo que él o ella necesita hacer, y con su ayuda, hacer un plan para cambiar su comportamiento.
• Usted puede ignorar la rabieta si está ocurriendo para captar su atención. Una vez que el niño o niña se haya calmado, déle la atención que deseaba.
• Sujete al niño o niña que está fuera de control y que se hará daño a sí mismo, o a alguien más. Infórmele que usted lo dejará ir en cuanto se calme. Asegúrele que todo estará bien y ayúdelo a calmarse. Los padres podrían necesitar abrazar al niño que está llorando, y decirles que siempre lo amarán sin importar nada más, pero que el comportamiento tiene que cambiar. Esta seguridad es reconfortante para un niño o niña que tiene miedo debido a que perdió el control.
• Si la rabieta del niño o niña ha llegado a un punto donde usted no puede intervenir de las maneras descritas previamente, entonces puede usted necesitar indicarle a su niño que pase un tiempo solo (ver “Recursos”). Si usted está en un lugar público, cargue a su niño y llévelo afuera o al carro.Infórmele a su niño que se regresarán a casa a menos que él o ella se calme. En la escuela, advierta a su niño hasta tres veces que es necesario calmarse y haga un recuerdo de la regla. Si él o ella se niega a obedecer, entonces indíquele el lugar en que pasará tiempo solo, por no más de un minuto por cada año que tenga el niño.
• Hable con su niño o niña después que se haya calmado. Cuando el niño deje de llorar, hable sobre la frustración que él o ella ha experimentado. De ser posible trate de ayudar a resolver el problema. En el futuro, enseñe al niño nuevas destrezas para ayudar a evitar las rabietas, como aprender a pedir ayuda de forma apropiada y dar una señal al padre o maestro que él o ella sabe que necesita “estar solo” para “parar, pensar y hacer un plan”. Enseñe al niño cómo tratar una manera más exitosa de interactuar con un compañero o hermano, cómo expresar sus sentimientos con palabras y cómo reconocer los sentimientos de otros sin pegar o gritar.

Manejo post-rabieta
• Nunca, bajo ninguna circunstancia, ceda ante una rabieta. Esa respuesta sólo aumentará el número y frecuencia de las rabietas.
• Explique al niño o niña que existen mejores maneras de obtener lo que desea.
• No recompense al niño o niña por haberse calmado después de una rabieta. Algunos niños aprenderán que una rabieta es una buena manera de obtener una recompensa después.
• Nunca deje que la rabieta interfiera con su relación por lo demás positiva con el niño o niña.
• Enseñe al niño o niña que la ira es un sentimiento que todos tenemos y luego enséñele maneras de expresar esa ira de manera constructiva.

Cuándo pedir ayuda
Para los padres. Si, a pesar del uso de estas intervenciones, las rabietas aumentan en frecuencia, intensidad o duración, consulte con el médico de su niño. También debe consultar con el médico, si el niño se hace daño a sí mismo, le hace daño a otros, está deprimido, muestra poco amor propio o es demasiado dependiente de apoyo de un padre o de un maestro. El pediatra de su niño o el médico de la familia puede detectar problemas de audición o visión, enfermedades crónicas, o condiciones como el trastorno de Asperger, demoras en el habla o trastornos del aprendizaje, que pudieran estar contribuyendo a las rabietas de su niño que van en aumento. Su médico también lo puede referir o derivar a un profesional de salud mental que le puede proveer ayuda a usted y a su niño o niña.

Recursos
Agassi, M. (2000). Hands are not for hitting. Minneapolis: Free Spirit. ISBN: 1575421127.
Greene, R. W. (1998). The explosive child. Nueva York: Harper Collins. ASIN: 0060175346.
MacKenzie, Robert. (2001). Setting limits with your strong-willed child. Nueva York: Prima. ISBN: 0761521364.
Nelson, J. (1999). Positive time-out and over 50 ways to avoid power struggles in the home and the classroom. NuevaYork: Prima. ISBN: 0761521755.
Reichenberg-Ullman, J., & Ullman, R. (1999). Rage-free kids. New York: Prima. ASIN: 0761520279.

Sitio web
Cambridge Center for Behavioral Studies—www.behavior.org (See Effective Parenting)


Robert G. Harrington, doctor en psicología, es profesor del Departamento de Psicología e Investigación de la Universidad de Kansas y ha capacitado a maestros y padres en el manejo del comportamiento de sus niños y adolescentes.
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