Qué hacer frente a una situación de revelación de abuso sexual infantil.
PREVIF, Fundación de Prevención de Violencia
Infantil, Chile, 2017
Todos
nos relacionamos con niños y adolescentes de una u otra forma (hijo, sobrinos,
vecinos), más aún las personas que trabajan en contextos en que los niños se
desenvuelven de manera habitual (colegios, jardines infantiles, pediatras,
etc.) por lo cual a todos nos puede ayudar el contar con una guía que nos ayude
a saber cómo enfrentar una situación de revelación de abuso sexual infantil.
Las instancias de apertura de
situaciones de abuso ya sea físico, sexual, psicológico o negligencias graves,
que afectan a un niño son extraordinariamente importantes. Dadas las
características de de las situaciones de maltrato cuando son graves y la dinámica
en la que se establecen (ocurren en forma oculta, amparándose en el secreto),
confluye en que la mayoría de las veces el relato del niño/a es la mayor y única prueba de su ocurrencia,
de ahí la importancia de la revelación.
La revelación puede ocurrir dentro de
la familia niño/a: lo cuenta a la madre, padre, abuela, tía, etc. , o puede
ocurrir que lo haga a una persona fuera de la familia, profesora, colegio,
familia extensa, vecino, médico. Las razones de por qué el niño cuenta fuera de
la casa serán importantes de dilucidar (conflictos intrafamiliares u otras
razones).
Cuando un niño/a se atreve a compartir
este hecho con alguien, es debido a que esa persona ha despertado en el niño una vinculación que
no es algo que se da comúnmente entre un niño y un adulto, sobre todo cuando
estamos hablando de alguien de fuera de casa. Por alguna razón entre ese niño y
esa persona adulta se ha producido un lazo de confianza que permite que el niño
pueda decir cosas que en otras circunstancias no es capaz de decirlas, por
diversos motivos.
La persona que recibe el relato, debe
reconocer que tiene un vínculo y que se encuentra ante una situación privilegiada ya que es una oportunidad
de ayudar a ese niño/a.
¿Qué
actitud tomar? Primero tranquilidad
Muy importante es tener tranquilidad,
porque muchas veces lo primero que pasa es asustarse y pensar qué voy a hacer
yo con ello, lo que resulta ser un mal consejero. Si usted está tranquilo, transmitirá al niño/a la calma necesaria
para que pueda contar la situación de maltrato grave o abuso sexual. Mantener
el foco y la atención en el niño/a de manera empática y prudente es lo
importante en ese momento.
Escuchar
y acoger
Lo que se debe hacer entonces, es ponerse en una actitud de escuchar y
acoger, no de intervención. Escuche al niño/a, sin interrumpirlo/a, dedicándole atención y
dejándolo/a hablar, tal como el niño o niña lo cuenta, es decir como al niño le
surja. Puede acercarse al niño poniéndose a su altura, sin aproximarse en
demasía respetando lo que el niño/a requiere en ese momento, que es ser oído y
creído en su relato. Tenga en cuenta que
revelar una situación de maltrato grave o abuso sexual implica para ese
niño/a enfrentar una situación que puede
producirle, dolor, vergüenza y confusión.
¿Debo
preguntar? Qué preguntar
Realice preguntas sólo si se siente
cómodo/a de hacerlas, hay que tener presente que no es pertinente preguntar sólo para satisfacer su propia curiosidad,
tampoco para su convencimiento, si no que se busca aportar a la revelación del
abuso, lo que puede tener amplias implicancias para ese niño/a. Si no está seguro de realizar preguntas
no lo haga, ya que éstas pueden entorpecer una posterior
evaluación o investigación profesional.
Debe tener presente lo siguiente:
- En primer lugar sea prudente al preguntar, sea respetuoso de los tiempos que el niño/a, así como de sus respuestas, comprendiendo y no insistiendo en caso de que el niño/a no quiera responder.
- Hay tres elementos que ayudan a ordenar el relato del niño y que son: cuándo, cómo (en referencia a cómo estabas, cómo eran las circunstancias) y el dónde.
- Hay un último punto que es con quien, dejándolo para el final, si es que no ha aparecido antes esa información.
- Son preguntas que tienen que ir hacia tener esa información, sin expectativas, sin sugerencias, aceptando las respuestas tal como el niño las pueda entregar.
- Si esta
información ha salido espontáneamente no debo repreguntar, porque el repreguntar implica
una duda que yo tengo sobre lo que el niño dice y por lo tanto podría ser
leído de esa forma y desde ese punto de vista el niño atemorizarse al
sentirse no acogido.
QUÉ EVITAR
· En ocasiones las personas buscan tranquilizar al niño/a minimizando los hechos, por ejemplo, diciéndole que quizás no es tan grave lo
que te está ocurriendo; aquello no debe hacerse porque la situación de minimización de hechos el niño lo puede
tomar como un no ser oído, lo cual probablemente lo/a
silencie.
· Tampoco exacerbar la reacción o magnificar a
través de expresiones de alarma, ya que no sabemos en esa instancia el sentido
que el niño le ha dado a la experiencia (que puede variar bastante de acuerdo a
la etapa del desarrollo y a otras múltiples variables).
· Culturalmente en Chile, muchas veces más que preguntar,
afirmamos cosas en tono de pregunta, por ejemplo, dar una fecha u otro dato:
¿Te pasó hace una semana?, ¿te pasó cuando estabas encima de la cama?, ¿te
pegaron con una correa? Y poner el adulto, el objeto, o el lugar o poner la
fecha. Esto no es preguntar, eso es afirmación con una sugerencia. Y eso no se debe hacer porque invalida la credibilidad de
cualquier respuesta.
· Evitar las cuantificaciones, ese no es el minuto probablemente como para llegar a
precisiones de esa naturaleza. Recordemos que se trata de niños, por lo cual la
capacidad de estimar cuantificaciones de frecuencia o tiempo irá en relación a
su edad y desarrollo, por lo que puede conducir a errores y confusión. Además,
la persona que escucha este primer relato no es un perito, no es un experto,
tampoco es quien va a ir a hacer una defensa del niño en las cortes, por lo
cual no es algo que deba o requiera preguntar.
· Evite hacer comentarios
y juicio sobre los hechos, no es pertinente realizar
comentarios ni emitir juicios de ningún tipo, tampoco victimizar al niño/a. Al
tratarse de niños, la significación que le haya dado a lo sucedido puede ser
muy distinta a la del adulto que escucha, y en ese sentido algunos comentarios
pueden conducir a auto consideraciones que lo estigmatizan o bien que
establecen categorías que no había considerado para sí, y que no le ayudarán en
el proceso de elaboración de lo ocurrido.
· Nunca responsabilizar al niño/a del abuso incluso de
ser necesario explicitarle que no es su culpa lo que ha ocurrido.
¿Qué
podría pasar a continuación?
Puede que al niño/a le preocupe
qué ocurrirá y que le pida a la persona a la que entregó el relato que guarde
el secreto. Debemos tener presente que no podemos comprometernos a guardar el secreto de una situación de
maltrato grave o abuso sexual. Si es que el niño/a lo
solicitara, debe rechazarse amigablemente, con cariño y respeto.
En
ocasiones se hace necesario comprender
qué le preocupa o le asusta que suceda, ante lo cual podemos preguntar, por
ejemplo: ¿qué te preocupa?,
¿respecto de quién?, ¿qué temes?, ¿qué podría pasar?, ¿hay alguien en
específico que temes que sepa? ¿Se lo contaste antes a alguien? (recordando
siempre que no es el adulto quien debe entregar la respuesta). Esto podría
ayudar, a quien corresponda, a saber si tiene que pedir una medida de
protección para ese niño/a o adolescente.
Lo importante es que la persona que recibe el relato, le permite
al niño abrirse, sentirse no amenazado, permitiéndole a ese niño/a tener una
experiencia distinta a la que el niño o niña ha tenido o ha temido.
A pesar de las posibles dudas que se
generen en torno a una revelación y sus alcances, se ha de transmitir al niño/a la seguridad de que haber hecho la revelación es la
mejor opción que pudo haber tomado.
Registrar
Realice un registro escrito del relato recibido
por parte del niño/a o adolescente, lo
más pronto posible luego de tener lugar la situación de revelación de abuso
sexual u otro maltrato, de manera de que el registro pueda contener la mayor
cantidad de detalles (nuestra memoria va perdiendo precisión de la información
con el paso de las horas y en ello puede perderse información relevante), poniendo especial cuidado en que lo que escribo sea lo más
textual posible, escribiendo
las palabras tal cual el niño las usó, aún así se trate de nombres alternativos
(de partes del cuerpo por ejemplo).
¿Cuál
es el paso siguiente?
Debemos tener presente que se trata de
situaciones que son de alto riesgo para un niño en el sentido de su desarrollo
psicológico, físico y además que constituyen desde el punto de vista legal, un
delito. Por lo cual esta información no se la puede guardar, la debe compartir con algún profesional de salud
(mental o física) y crear una estrategia de manera que este conocimiento pueda,
o no, convertirse en una denuncia.
Si el niño no lo ha planteado dentro de
su casa, hay que pensar que puede haber algo en el hogar que se lo impide o ha
impedido, por lo cual en esos casos no puedo elegir a las figuras parentales
como las primeras a ser informadas especialmente si el hecho está vinculado o
aparece vinculado con algún familiar.
Es importante acudir a un profesional o
un superior para buscar en conjunto la mejor estrategia para ayudar a ese
niño/a que se encuentra en esa situación.
El maltrato grave y el abuso sexual
infantil, son acciones que constituyen una vulneración grave de derechos, más
aún cuando se trata de niños/as o adolescentes. En consecuencia, dentro de los
pasos a seguir está la denuncia. En este punto, es necesario aclarar que lo que es motivo de denuncia son los hechos.
Una denuncia es poner en conocimiento de una
autoridad competente el relato que yo recibo, no es una acusación. Esto
como una aclaración necesaria, ya que es un error frecuente considerar que
denunciar es acusar a una persona. El receptor del relato o el denunciante debe
dar cuenta de lo que conoce o escucha, sin necesariamente identificar a una
persona específica como el responsable de los hechos.
Si en el relato del niño/a menciona a
el autor de los hechos, se deberá registrar tal y como el niño/a o adolescente
lo haya indicado y entregar esta información como parte del relato.
Usted puede marcar una diferencia en la vida de un niño/a o
adolescente, si procede
adecuadamente ante una situación de revelación de maltrato grave o abuso sexual
infantil. Es labor de
todos como sociedad proteger la integridad psíquica y física de los niños.
Fuente: PREVIF