MESA REDONDA
Creando redes
Padres e hijos.
Patricia Crespán Monreal. Psicóloga.
Programa de Terapia familiar y grupal (ADCARA)
Patricia Crespán Monreal. Psicóloga.
Programa de Terapia familiar y grupal (ADCARA)
Programa de terapia familiar.
Presentación y componentes del programa:
Desarrollo y promoción de las personas en el ámbito social en todo el territorio de Aragón, a través de servicios y programas.
Los servicios de Terapia Familiar y Grupal.
Forma de acceso:
Familias derivadas por la subdirección de protección a la infancia y la tutela.
Familias derivadas por reforma.
Nuestros principios:
Confidencialidad: Aplicamos un riguroso método para preservar la confidencialidad de nuestros usuarios.
Trabajo en equipo: mantenemos reuniones periódicas donde se analizan los casos.
Coterapia: cada familia dispones de dos terapeutas que trabajaran conjuntamente en el caso.
Método: utilizamos metodología y técnica al servicio de una mejor y rigurosa atención.
Coordinación: trabajamos siempre en una estrecha coordinación con los servicios derivantes.
El equipo:
Una coordinadora y terapeuta.
Cuatro terapeutas familiares.
Para quien:
Familias con graves dificultades relaciónales.
Familias con hijos adoptados.
Método:
Derivación.
Sesiones evaluativos.
Elaboración del proceso terapéutico.
Coordinación.
Finalización y diseño de seguimiento.
Tener siempre presente:
El momento evolutivo por el que atraviesa una familia propicia el cambio capaz de generar la crisis.
Realidad con que trabajamos:
Separaciones y divorcios.
Parejas homosexuales.
Acogimientos de menores.
Familias reconstituidas.
Adopciones.
Interculturalidad.
Familias monoparentales.
Familias de emigrantes.
Más realidad:
Violencia de género.
Violencia en la familia.
Maltrato de adolescentes a sus padres.
Sondarme de alienación parental.
Fugas del domicilio.
Atraco.
Problemáticas en el instituto.
Robos.
Falsas denuncias
Absentismo.
Duelos.
Parece un caos…
Pero solo es…CAMBIO.
Recordar siempre que lo evolutivo siempre es transitorio. No se debe perdonar y dejar hacer todo, hay que saber acompañar al adolescente mientras vive sus experiencias.
Recordar que el hijo adolescente está mal por que hay otras cosas que están mal y que todo origen de ”ese mal” no está exclusivamente en él.
Una actitud importante de cara a la familia. Comenzar a despsicopatologizar muchos de los síntomas que vienen revestidos de excesiva carga negativa.
Recurrir a la redefinición del síntoma en términos evolutivos para poder seguir avanzando.
Dicha redefinición hay que hacerla descartando con objetividad y rigor el carácter patológico que nos presentan.
Tareas terapéuticas:
Poner en juego los recursos o facetas de cada integrante par luego utilizarlos con el fin de estimular nuevos patrones de interacción.
Este proceso es circular y recursivo, el terapeuta estimula nuevas conductas de cada integrante en presencia del otro y estos al obsérvales tienen la oportunidad de reaccionar de modo distintos al habitual.
Ya desde la derivación al programa el problema se redefine en familiar.
El derivante tiene la tarea de redefinir el síntoma y ofrecer el contexto de la terapia para “aprender a ser padres”
Relación terapéutica:
Es un elemento fundamental en el éxito o fracaso de la terapia.
Son el recurso más importante para ayudar a una persona.
Las relaciones que establecemos con nuestros clientes tienen es un valor decisivo.
Las relaciones naturales existentes en la vida de la persona tienen por si mismas un gran potencial curativo.
La relación es un medio, no un fin en sí, cuyo propósito es permitir que a través de la participación en terapia sena vividas como promotoras de crecimiento.
El “arco” de la terapia; aceptación mutua, responsabilidad, curiosidad y opinión sincera.
Intervención general con adolescentes:
Empezar por lo simple.
Focalizar el problema.
Sacar partido de los puntos fuertes.
Redefinición.
Contención.
Recordar el por qué se produce el cambio.
Romper con el doble vínculo, “tratar al adolescente como un niño y exigirle como a un adulto”.
“el drama del adolescente no solo reside en él sino en parte de su entorno”. Aceptar el compás de lo que supone su ciclo vital.
Respetar la intimidad del hijo.
Directrices para trastornos de la enmacipación, delincuencia, desde el enfoque estratégico.
Existencia de incongruencia organizativa y comunicacional en la familia.
Cometido del terapeuta:
- Desplazar al hijo de las colaciones intergeneracionales inadecuadas.
- Reestructurar la organización familiar.
Para ello, se enfatiza la autoridad y jerarquía familiar. Fundamental la coordinación con el derivante del caso, puesto que el trabajo es paralelo desde la medida judicial pero tienen el mismo fin.
Los padres deben necesitar la autoridad, que desde terapia y el coordinador del caso les respalda.
El adolescente comienza a tener su propia responsabilidad en las acciones que comete.
Objetivos:
- Romper el ciclo, para que el adolescente abandone su conducta sintomática.
Con la denuncia en fiscalía ya se consigue este objetivo. Es una ruptura de la tónica habitual que presentaba la familia.
- Establecer reglas que regulen su conducta.
Con la aplicación de la medida y los compromisos que adquiere con su educador se alcanza este objetivo, además desde el espacio de terapia se trabaja para que los padres ejerzan esta función.
- Con la familia se trabaja una estructura que facilite los nuevos cambios.
Estos cambios deben continuar con las medidas de trabajo presentadas en la medida judicial del menor.
Coordinación con su educador y con los demás agentes externos implicado con la familia.(institutos, familia extensa, agentes de salud mental…) para observar los logros conseguidos fuera del ámbito familiar.
- Los padres tienen que colaborar en la terapia, para el ahora y el futuro de la familia.
- Trabajar con objetivos a corto plazo tangibles en el tiempo.
Los padres deben hablar de las consecuencias negativas y positivas si no se hace lo indicado. Por ello, la coordinación de los logros con el educador debe ser fluida y continua.
· Eliminar mitos familiares, identificar las fidelidades
y culpabilidades.
Cometidos de la terapia sistémica con el adolescente:
Consolidar la identidad personal.
Fomentar la autonomía.
Respetar la individuación.
Respaldar la independencia.
Permitir la expresividad afectiva.
Equilibrar la libertad.
Potenciar la interacción y comunicación entre padres –hijos.
“sé fiel a ti mismo y ayuda a tus padres para que te ayuden a ser coherentes contigo mismo”.