martes, 5 de abril de 2016

Entendiendo conductas


Niños/as con características de apego desorganizado-controlador.
 
José Luis Gonzalo Madorrán

En Buenostratos, abril 2016


Existe un subtipo de apego, dentro del apego desorganizado, denominado punitivo-controlador. Como ya sabéis por otros posts, se le denomina apego desorganizado porque los niños no poseen una organización mental coherente. Así mismo lo expresa Siegel (2007): Los niños con apego desorganizado contienen en su manifestación externa elementos de los otros apegos inseguros (ambivalente y evitativo) sólo que no son capaces de organizar sus relaciones en una estrategia coherente y organizada.

Los padres o cuidadores se caracterizan por ser fuente de terror para los niños. Su conducta es amedrentadora o de cambios bruscos en su estado de mente independientes de las señales del niño (atemorizada o desorientada) Conductas temerosas, desorientadas y amenazantes de los progenitores que son inherentemente desorganizadoras del bebé/niño (Siegel, 2007; Barudy y Dantagnan, 2005)

En un patrón relacional así sostenido en el tiempo cuyas figuras de apego muchas veces son fuente de terror para el niño, otras pueden mostrarse sintonizadas y en otras rechazantes, éste desarrolla un patrón relacional paradójico-desorientado. Su dilema es aproximarse/versus alejarse de las figuras de apego de las que tiene una dependencia total.

Main y Solomon (1990) han acuñado la expresión "miedo sin solución" para reflejar lo que experimentan los niños/as con apego desorganizado. El dilema que afronta el niño/a que está aterrorizado del (o por) el cuidador durante el episodio de la reunión en la Situación Extraña: él no quiere permanecer por su cuenta en la habitación pero tampoco quiere acercarse a los padres o cuidadores cuando éstos regresan. El niño está aterrorizado por quienes deberían ser su base segura; su seguridad es simultáneamente, su fuente de terror. En tales circunstancias, el niño se siente al mismo tiempo aterrorizado por una situación que provoca ansiedad y la aparición del cuidador.

Un niño criado en un ambiente violento y/o con abuso sexual (dentro de una relación de apego; esto es, el padre que durante el día es cariñoso con su hijo/a, le acompaña al colegio, le recoge, le ayuda con los deberes pero… a la noche, abruptamente, entra en su habitación y mantiene una relación sexual con él/ella. Todo esto es abrumador porque hacia quien tiendes a apegarte es quien te daña) tiene muchas probabilidades de desarrollar un apego desorganizado. Pero un ser humano no puede vivir desorganizado toda su vida. El cerebro humano descubre una manera de protegerse (el cerebro siempre busca protegernos; lo que clásicamente se han denominado mecanismos de defensa, son formas de autoprotección) y tratar de "recomponer" de algún modo la personalidad para evitar la fragmentación del self (sí mismo) que conllevan las experiencias traumáticas en una relación de apego. Una de estas estrategias es el control. Y concretamente, el control de la relación del otro (figura de apego) que ora daña ora se vincula afectivamente.

Liotti afirma que “la acumulación de traumas es también una causa de la persistente activación del sistema de defensa. Esto es típico del desarrollo del trauma complejo durante la infancia en el que la figura de apego o bien no protege al niño frente a las experiencias traumáticas (negligencia, maltrato…) o, si no, es el victimario de abusos repetidos. El trauma complejo es el cuadro que se produce como consecuencia de la existencia de este contexto extremadamente complicado para el desarrollo de la personalidad.  Al igual que sucede en la génesis del trauma complejo, la contradictoria y persistente activación de los sistemas de apego y de defensa es el signo distintivo de la desorganización de los apegos”

El niño en un futuro, cuando ya está fuera de la relación maltratante, se vería abocado a activar el sistema de defensa cuando perciba que la relación se torna íntima y cercana (se estrecha el vínculo de apego) Por ello, emitiría conductas agresivas, de huida o disociativas (distanciarse de la mente y del cuerpo) El gran problema es que incluso años después de que el menor sufra el maltrato y las consecuencias de la traumatización, como lo es el apego desorganizado, e incluso estando fuera de ese contexto desfavorable y dañino, las secuelas continúan estando presentes. Evidentemente, ello quedó grabado en el cerebro/mente del niño, más en su hemisferio derecho, inconsciente. Es como un chip dañado dispuesto a activarse en cuanto alguien trate de activar el sistema de apego.

Una de las estrategias, como decimos, que el niño tiene para poder defenderse y “cohesionarse” de algún modo –esto no es una enfermedad sino una manera en la que su mente trata de “ordenarse”-  es el control de la relación. No pueden, por un lado, ceder el control al adulto y gobiernan ellos; y por otro, puede haber una maximización en el uso de estrategias agresivas en la relación. Finalmente, hay casos en los que además, pretenden dominar destructivamente al otro (adolescencia), insertándose este patrón en el desarrollo de personalidades antisociales, narcisistas y/o sádicas. Nos centraremos en lo que se ha venido a denominar apego desorganizado subtipo controlador punitivo.

Pondré un ejemplo de este perfil controlador punitivo.
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FUNDAMENTOS (Vídeo)
Mary Ainsworth
EE.UU 1913-1999
The StrangeSituation, la situación estraña.


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