Niños/as
con características de apego desorganizado-controlador.
José Luis Gonzalo Madorrán
En Buenostratos, abril 2016
Existe un subtipo de apego, dentro del apego desorganizado,
denominado punitivo-controlador. Como ya sabéis por otros posts, se le denomina
apego desorganizado porque los niños no poseen una organización mental
coherente. Así mismo lo expresa Siegel (2007): Los niños con apego
desorganizado contienen en su manifestación externa elementos de los otros
apegos inseguros (ambivalente y evitativo) sólo que no son capaces de organizar
sus relaciones en una estrategia coherente y organizada.
Los padres o cuidadores se caracterizan por ser fuente de
terror para los niños. Su conducta es amedrentadora o de cambios bruscos en su
estado de mente independientes de las señales del niño (atemorizada o
desorientada) Conductas temerosas, desorientadas y amenazantes de los
progenitores que son inherentemente desorganizadoras del bebé/niño (Siegel,
2007; Barudy y Dantagnan, 2005)
En un patrón relacional así sostenido en el tiempo cuyas
figuras de apego muchas veces son fuente de terror para el niño, otras pueden
mostrarse sintonizadas y en otras rechazantes, éste desarrolla un
patrón relacional paradójico-desorientado. Su dilema es aproximarse/versus
alejarse de las figuras de apego de las que tiene una dependencia total.
Main y
Solomon (1990) han acuñado la expresión "miedo sin solución" para
reflejar lo que experimentan los niños/as con apego desorganizado. El dilema
que afronta el niño/a que está aterrorizado del (o por) el cuidador durante el
episodio de la reunión en la Situación
Extraña: él no quiere permanecer por su cuenta en la habitación pero
tampoco quiere acercarse a los padres o cuidadores cuando éstos regresan. El niño está aterrorizado por quienes
deberían ser su base segura; su seguridad es simultáneamente, su fuente de
terror. En tales circunstancias, el niño se siente al mismo tiempo aterrorizado
por una situación que provoca ansiedad y la aparición del cuidador.
Un niño criado en un ambiente violento y/o con abuso sexual
(dentro de una relación de apego; esto es, el padre que durante el día es
cariñoso con su hijo/a, le acompaña al colegio, le recoge, le ayuda con los
deberes pero… a la noche, abruptamente, entra en su habitación y mantiene una
relación sexual con él/ella. Todo esto es abrumador porque hacia
quien tiendes a apegarte es quien te daña) tiene muchas
probabilidades de desarrollar un apego desorganizado. Pero un ser humano no
puede vivir desorganizado toda su vida. El cerebro humano descubre una manera
de protegerse (el cerebro siempre busca protegernos; lo que clásicamente se han
denominado mecanismos de defensa, son formas de autoprotección) y tratar de
"recomponer" de algún modo la personalidad para evitar la
fragmentación del self (sí mismo) que conllevan las experiencias
traumáticas en una relación de apego. Una
de estas estrategias es el control. Y concretamente, el control de la relación
del otro (figura de apego) que ora daña ora se vincula afectivamente.
Liotti afirma que “la acumulación de traumas es también
una causa de la persistente activación del sistema de defensa. Esto es típico
del desarrollo del trauma complejo durante la infancia en el que la figura de
apego o bien no protege al niño frente a las experiencias traumáticas
(negligencia, maltrato…) o, si no, es el victimario de abusos repetidos. El
trauma complejo es el cuadro que se produce como consecuencia de la existencia
de este contexto extremadamente complicado para el desarrollo de la
personalidad. Al igual que sucede en la génesis del trauma complejo, la
contradictoria y persistente activación de los sistemas de apego y de defensa
es el signo distintivo de la desorganización de los apegos”
El niño en
un futuro, cuando ya está fuera de la relación maltratante, se vería abocado a
activar el sistema de defensa cuando perciba que la relación se torna íntima y
cercana (se estrecha el vínculo de apego) Por ello, emitiría
conductas agresivas, de huida o disociativas (distanciarse de la mente y del
cuerpo) El gran problema es que incluso años después de que el menor sufra el
maltrato y las consecuencias de la traumatización, como lo es el apego
desorganizado, e incluso estando fuera de ese contexto desfavorable y dañino,
las secuelas continúan estando presentes. Evidentemente, ello quedó grabado en
el cerebro/mente del niño, más en su hemisferio derecho, inconsciente. Es como
un chip dañado dispuesto a activarse en cuanto alguien trate de
activar el sistema de apego.
Una de las estrategias, como decimos, que el niño tiene para
poder defenderse y “cohesionarse” de algún modo –esto no es una enfermedad sino
una manera en la que su mente trata de “ordenarse”- es el
control de la relación. No
pueden, por un lado, ceder el control al adulto y gobiernan ellos; y por
otro, puede haber una maximización en el uso de estrategias agresivas
en la relación. Finalmente, hay casos en los que además, pretenden dominar
destructivamente al otro (adolescencia), insertándose este patrón en el
desarrollo de personalidades antisociales, narcisistas y/o sádicas. Nos
centraremos en lo que se ha venido a denominar apego desorganizado subtipo
controlador punitivo.
Pondré un
ejemplo de este perfil controlador punitivo.
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EE.UU 1913-1999