Rabietas: Guía para padres y maestros
Temper Tantrums: Guidelines for Parents and Teachers
R. G.
Harrington
Todos los maestros de niños pequeños y todos los nuevos padres pueden esperar presenciar algunas rabietas en niños de uno a cuatro años de edad. En promedio, las rabietas son igualmente comunes en niños y niñas, y más de la mitad de los niños pequeños tendrá una o más por semana.
En casa,
hay situaciones predecibles que pueden desencadenar rabietas, como la hora de
acostarse, la hora de comer, levantarse, vestirse, bañarse, mirar la
televisión, uno de los padres hablando por teléfono, un visitante en la casa,
la familia que visita a otros amigos, viajes en carro, lugares públicos,
actividades familiares que involucren a hermanos, interacción con los
compañeros y la hora de jugar. Otras situaciones incluyen la transición entre
actividades, interactuar en el ómnibus escolar, alistarse para salir de casa,
interactuar con otros niños, instrucciones de los maestros, actividades en
grupo, responder preguntas en clase y jugar en el patio de recreo.
Características
de las rabietas
Todos los
niños pequeños, de tiempo en tiempo, gimotearán, se quejarán, se opondrán a
algo, se aferrarán a alguna persona, discutirán, pegarán, gritarán, correrán y
desafiarán a sus maestros y a sus padres. Las rabietas, a pesar de ser
normales, pueden molestar a los maestros y a los padres debido a que
avergüenzan, desafían y son difíciles de manejar. Por otra parte, las rabietas
pueden convertirse en problemas, especialmente cuando ocurren con mayor
frecuencia, intensidad y duración de lo que es típico para la edad del niño o
niña.
Hay nueve
tipos de temperamentos en los niños:
• El temperamento hiperactivo
predispone al niño o niña a responder con actividades motoras finas y de los
músculos gruesos.
• El temperamento distraído
predispone al niño o niña a poner más atención a sus alrededores que a las
personas que lo cuidan.
• El temperamento con alto nivel
de intensidad incentiva al niño o niña a gritar, o a dar golpes fuertes cuando
se siente amenazado.
• El temperamento irregular
incentiva al niño o niña a escapar de la fuente de estrés cuando necesita
comer, tomar, dormir o ir al baño en momentos fuera de lo usual, aunque él o
ella no sienta en realidad la necesidad de hacerlo.
• El temperamento negativo
persistente se ve cuando el niño o niña parece estar acostumbrado a sus
gimoteos y quejas.
• El temperamento de baja
tolerancia sensorial es evidente cuando el niño o niña se queja de ropa que le
queda muy ajustada y de que las personas lo miran, y rechaza ser tocados por
otras personas.
• Eltemperamento de retracción
inicial se encuentra en niños que son muy apegados, tímidos y que no responden
a nuevas situaciones y a personas desconocidas.
• El temperamento de poca
adaptabilidad se muestra cuando los niños se resisten, se callan y muestran una
actitud pasiva-agresiva cuando se les pide que cambien de actividades.
• El temperamento de ánimo
negativo se halla cuando los niños parecen aletargados, tristes y con falta de
energía para realizar una tarea.
Problemas
de desarrollo
Al año y
medio de edad, aproximadamente, algunos niños empezaran a tener rabietas. Estos
berrinches o rabietas pueden durar hasta los cuatro años de edad, más o menos.
Algunos llaman a esta etapa el segundo año terrible (terrible twos) y otros lo
llaman la primera adolescencia debido a que la lucha por la independencia es similar
a lo que se ve durante la adolescencia. Sin tener en cuenta a cómo se llame
esta etapa, las rabietas siguen su curso normal de desarrollo.
Del
año y medio a los dos años de edad. Los niños que están en esta etapa probarán sus límites.
Quieren ver qué tan lejos pueden llegar antes de que un padre o maestro pare
ese comportamiento. A los dos años los niños son muy egocéntricos y no pueden
ver el punto de vista de otra persona. Quieren independencia y el control de sí
mismos para explorar su medio ambiente. Cuando los niños no pueden alcanzar su
meta, muestran frustración llorando, discutiendo, gritando o golpeando. Cuando
la necesidad de independencia de los niños choca con las necesidades de padres
y maestros de seguridad y conformidad, las condiciones son perfectas para una
lucha por el poder y una rabieta. La rabieta tiene como propósito hacer que el
maestro o el padre desista de sus demandas o que les den lo que ellos quieran.
Muchas veces los niños paran sus rabietas sólo cuando consiguen lo que desean.
Lo que molesta más a las personas que cuidan a niños es que en realidad es
imposible razonar con ellos cuando están teniendo rabietas, y discutir y tratar
de convencerlos de algo en respuesta a una rabieta sólo empeora el problema.
Niños
de tres años de edad.
Para los tres años de edad los niños son menos impulsivos y pueden usar el
lenguaje para expresar sus necesidades. Las rabietas a esta edad son por lo
general menos frecuentes y menos fuertes. Sin embargo, muchos niños en edad
preescolar han aprendido que una rabieta es una buena manera de obtener lo que
quieren.
Niños
de cuatro años de edad. La mayoría de los niños tienen las destrezas motoras y físicas para
satisfacer muchas de sus propias necesidades sin depender mucho de un adulto. A
esta edad, los niños también han mejorado su lenguaje, lo que les permite
expresar su ira, resolver sus problemas y hallar soluciones intermedias. A
pesar de la mejora de estas destrezas, incluso los niños en kindergarten y en
edad escolar pueden todavía tener rabietas cuando se enfrentan con tareas
académicas absorbentes y nuevas situaciones interpersonales en la escuela.
Prevención
para padres y maestros
Es mucho
más fácil prevenir rabietas que manejarlas una vez que han surgido. A
continuación se presentan algunos consejos para prevenir rabietas y algunos
enunciados que usted puede hacer:
• Recompense a los niños por su
atención positiva en lugar de hacerlo por su atención negativa. Durante
situaciones en las que estén propensos a tener rabietas, obsérvelos cuando se
estén portando bien y haga declaraciones como: “Me alegro que estés
compartiendo con tu amigo”.
• No pida a los niños que hagan
algo cuando deben hacer lo que usted les pide. No pregunte: “¿Te gustaría comer
algo ahora?” sino diga: “Es hora de cenar ahora”.
• Otorgue el control a los niños
sobre cosas pequeñas, dándoles la posibilidad de elegir. Un poco de poder
otorgado a un niño o niña puede retrasar las luchas de poder. “¿Qué quieres
hacer primero: cepillarte los dientes o ponerte tus pijamas?”
• Mantenga los objetos prohibidos
fuera de la vista de los niños, y por lo tanto fuera de sus mentes. En una
actividad de arte, mantenga las tijeras fuera del alcance de los niños si no
están todavía listos para usarlas sin peligro.
• Distraiga a los niños
redirigiéndolos hacia otra actividad cuando tengan rabietas sobre algo que no
deben hacer o tener. Diga: “Vamos a leer un libro juntos”.
• Cambie de ambiente, y por lo
tanto aleje al niño de la fuente de la rabieta. Diga: “Vamos a una caminata”.
• Elija sus batallas. Enseñe a los
niños cómo pedir algo sin tener una rabieta y luego cumpla con lo que ofreció.
Diga: “Trata de pedir ese juguete educadamente, y te lo compraré”.
• Asegúrese de que los niños estén
muy descansados y bien alimentados en situaciones donde hay la posibilidad de
una rabieta. Diga: “La cena ya está casi lista, aquí tienes una galleta por
ahora”.
• Evite el aburrimiento. Diga:
“Has estado trabajando por un tiempo largo. Hagamos una pausa y divirtámonos un
poco”.
• Cree un medio ambiente seguro
que sus niños puedan explorar sin peligro. Haga que su hogar o salón de clases
sea un lugar seguro que sus niños puedan explorar sin peligro.
• Aumente su nivel de tolerancia.
¿Está usted disponible para satisfacer las necesidades razonables de su niño o
niña? Evalúe cuántas veces usted dice “no”. Evite pelear acerca de problemas
sin importancia.
• Establezca rutinas y tradiciones
que proporcionen estructura. Para los maestros, empiece la clase con unos
momentos para compartir experiencias y déles la oportunidad de interactuar.
• Anuncie a los niños cuando una
actividad esté llegando a su fin, para que puedan prepararse para la
transición. Diga: “Cuando la alarma suene dentro de cinco minutos, será hora de
apagar la televisión y de irse a acostar”.
• Cuando visiten nuevos lugares o
a personas desconocidas, explique con anticipación, al niño o niña lo que debe
esperar. Diga: “En el museo, no te separes de la persona asignada a guiar tu
grupo”.
• Proporcione desafíos
preacadémicos, de comportamiento y sociales que estén en el nivel de desarrollo
del niño o niña, para que él o ella no se frustre.
• Mantenga el sentido del humor
para desviar la atención del niño o niña y evite así una rabieta.
Intervención
para padres y maestros
Hay un
número de maneras de lidiar con una rabieta.Las estrategias incluyen las
siguientes:
• Permanezca calmado y no discuta
con el niño o niña. Antes de controlarlo a él o a ella, usted debe controlar su
propio comportamiento. Pegarle o gritarle hará que la rabieta empeore.
• Piense antes de actuar. Cuente
hasta diez y después piense sobre la fuente de frustración del niño o niña, su
respuesta temperamental característica al estrés (hiperactividad, distracción,
mal humor), y los pasos característicos en el aumento de la rabieta.
• Trate de intervenir antes de que
el niño o niña esté fuera de control. Agáchese al nivel de sus ojos y diga:
“Estás empezando a acelerarte demasiado, cálmate”. Ahora usted tiene varias
posibilidades de intervención.
• Usted puede distraer
positivamente al niño o niña haciendo que enfoque su atención en algo más que
sea una actividad aceptable. Por ejemplo, usted puede eliminar el objeto
peligroso y reemplazarlo con un juguete apropiado para la edad del niño o niña.
• Usted puede indicarle al niño o
niño que pase una cantidad de tiempo solo en un sitio silencioso, donde el niño
vaya para calmarse, pensar en lo que él o ella necesita hacer, y con su ayuda,
hacer un plan para cambiar su comportamiento.
• Usted puede ignorar la rabieta
si está ocurriendo para captar su atención. Una vez que el niño o niña se haya
calmado, déle la atención que deseaba.
• Sujete al niño o niña que está
fuera de control y que se hará daño a sí mismo, o a alguien más. Infórmele que
usted lo dejará ir en cuanto se calme. Asegúrele que todo estará bien y ayúdelo
a calmarse. Los padres podrían necesitar abrazar al niño que está llorando, y
decirles que siempre lo amarán sin importar nada más, pero que el
comportamiento tiene que cambiar. Esta seguridad es reconfortante para un niño
o niña que tiene miedo debido a que perdió el control.
• Si la rabieta del niño o niña ha
llegado a un punto donde usted no puede intervenir de las maneras descritas
previamente, entonces puede usted necesitar indicarle a su niño que pase un
tiempo solo (ver “Recursos”). Si usted está en un lugar público, cargue a su
niño y llévelo afuera o al carro.Infórmele a su niño que se regresarán a casa a
menos que él o ella se calme. En la escuela, advierta a su niño hasta tres
veces que es necesario calmarse y haga un recuerdo de la regla. Si él o ella se
niega a obedecer, entonces indíquele el lugar en que pasará tiempo solo, por no
más de un minuto por cada año que tenga el niño.
• Hable con su niño o niña después
que se haya calmado. Cuando el niño deje de llorar, hable sobre la frustración
que él o ella ha experimentado. De ser posible trate de ayudar a resolver el
problema. En el futuro, enseñe al niño nuevas destrezas para ayudar a evitar
las rabietas, como aprender a pedir ayuda de forma apropiada y dar una señal al
padre o maestro que él o ella sabe que necesita “estar solo” para “parar,
pensar y hacer un plan”. Enseñe al niño cómo tratar una manera más exitosa de
interactuar con un compañero o hermano, cómo expresar sus sentimientos con
palabras y cómo reconocer los sentimientos de otros sin pegar o gritar.
Manejo
post-rabieta
• Nunca, bajo ninguna
circunstancia, ceda ante una rabieta. Esa respuesta sólo aumentará el número y
frecuencia de las rabietas.
• Explique al niño o niña que
existen mejores maneras de obtener lo que desea.
• No recompense al niño o niña por
haberse calmado después de una rabieta. Algunos niños aprenderán que una
rabieta es una buena manera de obtener una recompensa después.
• Nunca deje que la rabieta
interfiera con su relación por lo demás positiva con el niño o niña.
• Enseñe al niño o niña que la ira
es un sentimiento que todos tenemos y luego enséñele maneras de expresar esa
ira de manera constructiva.
Cuándo
pedir ayuda
Para
los padres. Si,
a pesar del uso de estas intervenciones, las rabietas aumentan en frecuencia,
intensidad o duración, consulte con el médico de su niño. También debe
consultar con el médico, si el niño se hace daño a sí mismo, le hace daño a
otros, está deprimido, muestra poco amor propio o es demasiado dependiente de
apoyo de un padre o de un maestro. El pediatra de su niño o el médico de la
familia puede detectar problemas de audición o visión, enfermedades crónicas, o
condiciones como el trastorno de Asperger, demoras en el habla o trastornos del
aprendizaje, que pudieran estar contribuyendo a las rabietas de su niño que van
en aumento. Su médico también lo puede referir o derivar a un profesional de
salud mental que le puede proveer ayuda a usted y a su niño o niña.
Recursos
Agassi, M. (2000). Hands are not for hitting. Minneapolis:
Free Spirit. ISBN: 1575421127.
Greene, R. W. (1998). The
explosive child. Nueva York: Harper Collins. ASIN: 0060175346.
MacKenzie, Robert. (2001). Setting
limits with your strong-willed child. Nueva York: Prima. ISBN:
0761521364.
Nelson, J. (1999). Positive time-out and over 50 ways to avoid power
struggles in the home and the classroom. NuevaYork: Prima. ISBN:
0761521755.
Reichenberg-Ullman, J., & Ullman, R. (1999). Rage-free
kids. New York: Prima. ASIN: 0761520279.
Sitio web
Robert G. Harrington, doctor en psicología, es profesor del Departamento de Psicología e Investigación
de la Universidad de Kansas y ha capacitado a maestros y padres en el manejo
del comportamiento de sus niños y adolescentes.